La "perspectiva a largo plazo", clave del éxito de Faustino, según su enólogo

El enólogo de Bodegas Faustino explica cómo la "responsabilidad de mirar los proyectos a largo plazo" guía el futuro de la bodega.

"Creo que cuando la gente busca un vino de una región concreta, busca un sabor distinto", afirma Juan José Díez, enólogo de Bodegas Faustino. "La esencia de Rioja está arraigada en el suelo de nuestros viñedos y en la crianza en barrica y el ensamblaje de las variedades de uva locales, principalmente Tempranillo. Por ello, considero que es mi deber en Bodegas Faustino preservar este estilo y tradiciones, resaltando nuestras raíces."

Sin duda, Bodegas Faustino (parte del grupo Familia Martínez Zabala) se complace en estar asociada a esas tradiciones. Desde el retrato de Rembrandt que adorna sus etiquetas hasta su posición de liderazgo en el mercado como productor de Rioja Gran Reserva, el productor riojano se enorgullece de celebrar el patrimonio de la región.

Para Díez, Rioja es única entre las regiones productoras de vinos tintos finos del mundo. Burdeos, por ejemplo, tiene temperaturas medias más bajas y menos influencia atlántica que Rioja, mientras que California no comparte la orientación de Rioja hacia las variedades de uva autóctonas. Con un patrimonio único que proteger, Díez recurre a las tradiciones para salvaguardarlo.

Guiados por la tierra

Afortunadamente, Bodegas Faustino cuenta con una envidiable selección de viñedos con los que elaborar una gama de vinos porque, como dice su enólogo, "la tierra lo es todo". Posee 650 hectáreas, que Díez describe como "un impresionante puzzle de viñedos repartidos en tres zonas de Rioja Alavesa y Rioja Oriental". La amplia selección permite a Díez y a su equipo elaborar vinos consistentes, incluso en años con condiciones climáticas más difíciles.

Además, el mosaico de viñedos permite a Díez elaborar vinos base distintivos. Dos de sus mejores ejemplos son el tradicional vino Gran Faustino I y el más moderno Faustino Icon, que forman parte de la colección de vinos finos Galería Martínez Zabala. Esta gama representa una exclusiva selección de vinos únicos y singulares procedentes de los mejores viñedos.

"En la búsqueda del viñedo perfecto para Gran Faustino, un vino pensado para una larguísima crianza, nuestro objetivo era encontrar las parcelas emblemáticas que mejor pudieran representar a la Rioja Alavesa", explica Díez. "En consecuencia, optamos por parcelas situadas muy cerca de la bodega, en Oyón, plantadas con Tempranillo, Graciano y Mazuelo. Están orientadas al sur, lo que facilita unas condiciones ideales de maduración".

"Por el contrario, para Faustino Icon, nos planteamos un concepto totalmente distinto, utilizando Tempranillo y Graciano y priorizando las expresiones frutales de Rioja. Seleccionamos una pequeña parcela en la zona de Malpica con temperaturas más altas, con cepas en vaso de Tempranillo que nos permiten conseguir sabores frutales muy concentrados y un estilo más moderno".

En ambos vinos, los regímenes de crianza tradicionales de Rioja son clave para el resultado final. "En el trabajo de crianza es muy importante tener el 'sexto sentido' de la cata", dice Díez. Las elecciones de barrica, tostado y trasiego las hacen los enólogos riojanos basándose en décadas de experiencia, un proceso casi intuitivo.

Un enfoque moderno para una región consolidada

Sin embargo, la tradición no es su única herramienta. La innovación es una fuerza motriz para Bodegas Faustino, especialmente cuando se enfrenta a los retos del cambio climático y la evolución de los gustos de los consumidores.

Los proyectos recientes de la bodega han utilizado la tecnología más avanzada para proteger el medio ambiente y producir vinos premiados mejor adaptados a la producción sostenible. Por ejemplo, ha aislado más de 160 cepas de levaduras autóctonas, analizándolas por sus cualidades organolépticas y de rendimiento y su influencia en la protección natural del viñedo. Los resultados deberían proporcionar a Bodegas Faustino una biblioteca de levaduras entre las que elegir, permitiendo al equipo elaborar vinos únicos y mejor adaptados a la producción sostenible.

El equipo de investigación también se ha dedicado a evaluar el potencial de las variedades de uva en la era del cambio climático. Bodegas Faustino ha plantado un solo viñedo en una zona más cálida con diez variedades de sus mejores cepas, comparando su rendimiento directamente con las mismas variedades en otras zonas. Mediante el análisis de los sabores, los niveles de alcohol y la acidez, la bodega está seleccionando las variedades y los clones que mejor se adaptarán a medida que Rioja se vuelva más cálida.

En un clima cada vez más cálido, estos proyectos ayudan a protegerse de las amenazas del estrés térmico y las uvas demasiado maduras. Sin embargo, el cambio climático también está abriendo puertas a los productores de toda la vida.

"En esta coyuntura", dice Díez, "nos parecemos a la región de Champagne, donde históricamente ha habido una filosofía similar de trabajar con diferentes zonas y viñedos para preservar la calidad y el sabor de cada cosecha."

Aunque las dos regiones producen estilos marcadamente diferentes, Díez cree que las cosechas recientes, más fiables, han permitido a ambas cambiar sus prácticas y aumentar la cantidad de vinos de un solo viñedo. "En los últimos 20 ó 30 años se han producido cambios; por ejemplo, los viñedos que antes no maduraban todos los años de forma constante en las dos últimas décadas ahora maduran casi anualmente. Esto abre la puerta a los vinos de viñedo único".

Es un panorama complejo: un mundo en el que variedades ancestrales son objeto de investigación puntera y en el que las bodegas tradicionales tienen su temperatura controlada desde un teléfono móvil. Sin embargo, Bodegas Faustino está demostrando en su variada cartera que la tradición puede convivir con la innovación en la región.

Para Díez, al menos, ambos conceptos no están muy alejados. "Creo que la Rioja tradicional, en términos de sostenibilidad y viticultura equilibrada, tiene que ver con la responsabilidad de observar los proyectos desde una perspectiva a largo plazo", explica. Ya sea una práctica vinícola tradicional o la última tecnología experimental, sus principios rectores son los mismos: "constancia, paciencia, trabajar escuchando al viñedo, sentir los vinos y tratarlos con pasión."