El futuro de los productores de Borgoña

Al igual que sus emblemáticos caracoles, la región vinícola de Borgoña avanza sin prisa pero sin pausa hacia su futuro, gracias a su nueva generación de productores con visión de futuro que aportan un soplo de aire fresco a la producción vinícola local.

La región de Borgoña siempre ha evolucionado, sin dejar de centrarse en los vinos que reflejan su terruño. Tanto si se trata de familias que han trabajado la tierra durante cientos de años como de productores emergentes que dan un nuevo impulso a la región, los vinicultores de Borgoña están unidos en su objetivo de elaborar los mejores vinos de su terruño. La nueva generación de la región francesa es una comunidad de nuevos actores que han creado su propio négoce o domaine, así como muchos hijos que toman el relevo de sus familias.

Incluso las bodegas cooperativas están cambiando, con una nueva generación abierta a más proyectos de grupos pequeños.

Alexandre Parigot es uno de los innovadores de la región. Tomó el relevo de sus padres en Hautes Côtes de Beaune hace dos décadas y sigue perfeccionando su estilo y mejorando los vinos de esta finca.

Parigot afirma que tuvo "suerte" de heredar las tierras de sus padres, y afirma que su pasión por la viticultura surgió "de forma natural" como respuesta a "ver a mis padres trabajar y disfrutar".

Ha asumido su espíritu familiar y lo ha integrado en un afán por hacer las cosas de forma más sostenible.

"Ahora, desde hace más de 20 años, me concentro en un trabajo riguroso y respetuoso con el planeta, además de producir vinos de gran calidad", afirma.

Parigot no es el único centrado en la sostenibilidad. El Domaine Auvigue, establecido en el sur de Mâconnais desde el siglo XVII, ha acumulado una gran experiencia en los terruños de Bourgogne.

Sylvain Brenas-Auvigue, bisnieto del fundador de la finca, afirma que la reconversión ecológica comenzó hace 10 años y "seguimos reconvirtiendo nuevas zonas".

Y añade: "En algunas parcelas estamos empezando a replantar setos, que son verdaderos nichos ecológicos y protegen la biodiversidad. Pronto integraremos también la viticultura en nuestro trabajo". La preservación de los recursos hídricos también ocupa un lugar destacado en la lista de prioridades de la finca.

A finales de 2015, Sylvain tomó el relevo de sus tíos, Jean-Pierre y Michel Auvigue. Hoy tienen su propia finca, pero también trabajan con otras tres fincas familiares. La empresa tiene su sede en Charnay-lès-Mâcon, en el sur de Borgoña.

Los productores de la región se ven afectados cada año por el cambio climático, que provoca incidentes meteorológicos extremos como heladas y granizo, reduce los volúmenes de producción y repercute en la tipicidad de los vinos.

Parigot afirma que uno de los mayores retos a los que se enfrenta la región es "mantener la tipicidad de nuestros terruños y variedades de uva y, por supuesto, mantener el espíritu de Borgoña accesible a todos", subrayando por qué el enfoque sostenible es tan importante para los actores de la región.

Algunos productores miran al pasado para pensar en su futuro. La familia Gros, propietaria de Domaine Gros Ch. & Fils, lleva 10 generaciones elaborando vino en Borgoña. La propiedad familiar procedía originalmente de Ladoix y Premeaux-Prissey, antes de que toda la propiedad se concentrara en Premeaux-Prissey.

Nicolas Gros, enólogo de la décima generación, afirma que la familia está volviendo a "métodos bastante anticuados" en el viñedo, incluida la poda tardía de las vides para evitar la brotación precoz contra las heladas de abril, y la no utilización de velas, molinos de viento o cables de calefacción, con el fin de "dejar que la naturaleza siga su curso".

Gros añade: "Ya no utilizamos herbicidas. Utilizamos productos de contacto (biocontrol) para los tratamientos, y vendimiamos a mano para respetar la uva desde la cepa hasta la bodega."

La sostenibilidad también implica garantizar que los vinos sean comercialmente viables, y los productores de Borgoña quieren que sus vinos sigan siendo accesibles.

En palabras de Brenas-Auvigue: "Comercialmente, Borgoña debe seguir seduciendo con sus terruños y sus grandes crus. Pero también debe seguir siendo accesible al mayor número de personas posible".

Y Borgoña, "con su gran diversidad", que incluye una gran cantidad de vinos menos conocidos pero más accesibles, está sin duda preparada para ofrecer tanto valor como calidad a los consumidores.

Dice: "El vino es un 'art de vivre', y como cualquier arte, no puede reservarse sólo a la élite".

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