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La "especificidad regional" es clave para elevar el vino chileno

Atrás han quedado los días en que el vino chileno de calidad superior procedía del "Valle Central", ya que los productores se centran en las subregiones y DO para destacar el valor de sus vinos.

La "especificidad regional" es clave para elevar el vino chileno

Will Winterton, jefe de compras de la plataforma de inversión en vinos finos Cru World Wine, cree que la "especificidad regional" está impulsando el éxito de los vinos premium chilenos.

Según él, "nuestros clientes comprenden y adoptan cada vez más estas designaciones", señal de que el cambio hacia un sistema de denominación de origen podría beneficiar a la reputación de calidad del país.

Barbara Drew MW, responsable de contenidos de Berry Bros. & Rudd, coincide en que en Chile se está imponiendo el enfoque regional. "Mientras que antes muchos vinos chilenos procedían del Valle Central, ahora los productores indican con orgullo de dónde proceden exactamente, con subregiones como Puente Alto cada vez más presentes en las etiquetas", afirma.

Ben Vuorinen, comprador sénior de Cru, coincide con Winterton y pone algunos ejemplos para destacar cómo los distintos valles están perfeccionando su estilo, citando también a Puente Alto por perfeccionar sus mezclas bordelesas. "Ya es sede de varios grandes nombres, como Almaviva, Don Melchor y Chadwick, y cada vez se presenta más como el Pauillac de Chile".

Según Vuorinen, las regiones costeras se están forjando un nicho diferente como cuna de vinos de estilo "borgoñón": "los encantadores Chardonnays del Limarí son un buen ejemplo".

Litoral

Otra zona que se está haciendo un nombre por sus vinos costeros es Leyda, una pequeña subregión del Valle de San Antonio plantada en las onduladas colinas hacia el mar de la cordillera costera del país, que siente todo el efecto de la corriente de Humboldt.

Aquí, el dúo de enólogos Viviana Navarrete y Tomás Rivera tienen la misión de expresar las características del valle -con su acidez crujiente y su toque herbal- en los vinos de Viña Leyda.

El objetivo es llevar "la tierra a la botella", dice Navarrete, hablando en sentido figurado. Las tendencias, en su opinión, están impulsadas por "bodegueros que intentan salir en las revistas o lograr altas puntuaciones. Nosotros no hacemos eso". En su lugar, la pareja quiere centrarse en su terruño.

Viña Leyda, miembro de la cartera VSPT, ha invertido mucho en investigación de suelos para encontrar el "vínculo perfecto entre la selección clonal y el suelo" de cada parcela. Este proceso es una curva de aprendizaje. Rivera dice: "Estamos caminando, no corriendo".

Viña Maquis, una de las bodegas más antiguas del valle de Colchagua, elabora sus vinos siguiendo el mismo principio: el respeto por el terruño. El equipo, dirigido por el director ejecutivo y enólogo Ricardo Rivadeneira Hurtado, pretende "desaparecer detrás de las uvas".

A diferencia de muchas de sus vecinas, la Cabernet Franc es la variedad de uva insignia de Maquis, y le ha valido a la bodega muchos elogios.

La variedad está ganando adeptos entre los vinicultores de todo el país, pero para Maquis el Cabernet Franc es más que una moda. "Es estupendo que ahora se esté convirtiendo en una moda, pero forma parte de nuestra historia desde hace 100 años", afirma Hurtado.

La bodega lanzó dos expresiones en el sistema negociador francés La Place de Bordeaux en julio de 2022, y no es la única que ha obtenido reconocimiento en la plataforma.

Drew afirma: "Los clientes se están dando cuenta de que los vinos chilenos pueden competir con algunas de las regiones vinícolas más famosas y arraigadas. El número de vinos chilenos que se venden a través de La Place de Bordeaux es un gran ejemplo de ello". De hecho, la oferta de septiembre de La Place de Berry Bros. & Rudd incluye seis vinos chilenos, que, según Drew, "estuvieron a la altura de muchos de los mejores vinos de Burdeos".

Winterton, de Cru, afirma que "hablar más del terroir y de la enorme oferta geográfica y estilística que puede ofrecer Chile" es lo que hace que sus vinos sean tan interesantes. Pero centrarse en el terruño puede adoptar muchas formas.

Viña Sutil, con sede en Colchagua, adopta un enfoque diferente. El productor trabaja en nueve denominaciones de origen que abarcan 900 km de norte a sur, cosechando uvas de sus propios viñedos y comprando uvas. Su vino icono, Mixtio, se elabora con tres variedades de tres valles.

La añada actual, de 2018, es una mezcla de Syrah de Limarí, Petit Verdot de Cauquenes y Carmenère de Colchagua. "Mixtio se define por las regiones vitivinícolas de Chile", afirma Aurelien Peris, director general. La idea, más que hacer el mejor vino de una región concreta, es hacer "lo mejor de la cosecha", afirma.

"Queremos mostrar a los consumidores lo que Chile es capaz de expresar. Chile no es sólo Cabernet Sauvignon de Maipo o Carmenère de Colchagua. Chile es capaz de hacer muy buenos vinos de alta calidad de diferentes regiones."

Riqueza de terruños

Con semejante riqueza de terruños aptos para una plétora de variedades de uva, ¿por qué ceñirse a uno solo?

"Chile es diversidad", dice Nicolás Bizzarri, enólogo jefe y director comercial de Luis Felipe Edwards, "y nosotros, como chilenos, queremos hacerlo todo bien".

"Tenemos las condiciones para producir un fantástico Sauvignon Blanc, un fantástico Cabernet Sauvignon, un fantástico Carmenère", dice, así que ¿por qué no hacerlo?

La gama LFE360 del productor refleja esta actitud, expresando un "sentido del terruño desde los Andes hasta el océano". Para ello se abastece de uvas de todo el país.

El Carignan procede del Maule, el Cabernet Sauvignon del Maipo y el Tempranillo y la Monastrell de Colchagua.

Bizzarri insiste en las ventajas de este alcance. En la bodega, cuantos más conocimientos, mejor. "A veces aprendes algo del Shiraz que puedes aplicar al Cabernet Sauvignon", afirma.

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