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¿Son tacaños los británicos a la hora de dejar propina?

La inmensa mayoría de los británicos no pagaría un 20% de propina en un restaurante, pero los comensales más jóvenes son bastante más generosos que los mayores, según un estudio reciente.

El año pasado, el restaurador londinense Keith McNally, propietario de restaurantes a ambos lados del Atlántico, se quejaba de que los británicos daban muy malas propinas, "sobre todo si son de clase media o alta".

Un estudio reciente del proveedor de servicios de pago con tarjeta Dojo revela que, en comparación con los estadounidenses, los británicos no suelen gastar mucho dinero en propinas.

De las 2.000 personas encuestadas, casi una cuarta parte (24%) dijo que preferiría no dejar propina y el 42% se mostró partidario de abandonar el 10-12,5% de servicio que imponen muchos restaurantes. Sólo el 3% se muestra partidario de un sistema similar al estadounidense, en el que se pague una propina del 20-25% al final de la comida.

Sin embargo, aunque McNally sugirió que la clase social es el factor clave para determinar cuánto desembolsan los consumidores, los datos muestran que la verdadera línea divisoria es la edad.

La encuesta de Dojo muestra que, en el grupo de 18 a 24 años, la cantidad media de propina por una cuenta de 100 libras fue de 18,24 libras. A pesar de esta cifra, la encuesta reveló que solo el 8% de los encuestados de la Generación Z estaba a favor del sistema estadounidense (sigue siendo el grupo demográfico que muestra un mayor apoyo al mismo).

Por el contrario, los jóvenes de 25 a 34 años, quizá debido a que muchos de ellos viven de forma independiente y, por tanto, disponen de menos ingresos, dejarían casi la mitad de propina que el grupo de edad por debajo de ellos, pagando 9,26 libras más por una cuenta de 100 libras. Los jóvenes de 35 a 44 años pagarían incluso menos, con una propina media de 6,52 libras, mientras que el grupo demográfico que más aprieta el cinturón es el de 55 a 64 años, que sólo daría una propina media del 5% (5,01 libras). Los mayores de 65 años también se oponen a dar grandes propinas, con una media de 5,11 libras más.

Lo que no está claro es a qué se debe exactamente esta tendencia. Un posible factor es que los más jóvenes tienen más probabilidades de haber trabajado recientemente en hostelería que los mayores, por lo que aprecian más los retos que conlleva el trabajo y, por tanto, cabe sugerir que están dispuestos a pagar más por el servicio.

Cabe señalar que los datos del Dojo contradicen los informes sobre cómo los miembros de la Generación Z en EE.UU. son en realidad menos propensos a dejar propinas generosas.

Por supuesto, la razón por la que la propina es tan importante en Estados Unidos es el salario relativamente bajo que perciben los trabajadores de la hostelería.

Esto contrasta mucho con Europa. Por ejemplo, en Italia no es habitual dejar propina, pero a menudo se añade a la cuenta un pequeño coperto de unos pocos euros. Esta brecha cultural puede dar lugar a malentendidos, sobre todo entre camareros estadounidenses y clientes europeos, como demostró el verano pasado una discusión en Twitter.

Sin embargo, dadas las tendencias generacionales, quizá el Reino Unido acabe adoptando un sistema americanizado, mientras que Estados Unidos opte por un enfoque más europeo, aunque puede que pase algún tiempo antes de que esto ocurra.

Pero el sistema estadounidense no está exento de problemas. En 2022, un comensal de Pensilvania demandó a un cliente que le dio una propina de 3.000 dólares y, meses después, le pidió que se la devolviera.

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