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Los consejos de un "gurú de la poda" podrían transformar las vides del mundo

Marco Simonit, pionero de la "poda suave", afirma que su técnica no sólo puede aumentar el banco mundial de preciadas vides viejas, sino también atajar las enfermedades fúngicas y otros problemas clave causados por el cambio climático.

Desde que creó su consultoría Simonit & Sirch en 1998, el italiano Marco Simonit se ha hecho con una cartera de clientes que incluye las fincas bordelesas Yquem y Latour, la champañesa Louis Roederer, la borgoñona Domaine Leflaive, la española Muga, la italiana Biondi-Santi y la californiana Cathy Corison.

"La poda es una de las acciones más invasivas y con mayor impacto en la salud de las vides", argumentó Simonit en un seminario del festival Arlberg Weinberg, celebrado recientemente en la estación de esquí austriaca de Lech.

"Un corte grande, una herida grande no es bueno para la vid; da igual el sistema de formación que tengas".

En el corazón de la técnica de poda suave de Simonit está lo que él llama "la evolución dinámica de la arquitectura de la vid en el tiempo y el espacio".

En la práctica, se trata de mejorar el flujo vascular podando sólo un lado de una rama y, en lugar de cortar a ras de la rama principal, dejando una distancia de aproximadamente el doble del diámetro del brote.

Es este brote más pequeño el que soporta la herida, protegiendo así el cuerpo principal de la planta.

Savia hidráulica

"El flujo de savia en el interior es como un hidráulico", esbozó Simonit. "El camino del flujo de savia está estrangulado por la madera muerta".

Si los gestores de los viñedos pueden mejorar el flujo de savia, argumentó, pueden mitigar los problemas causados en muchas regiones por la sequía.

"Cuando hay menos agua disponible para la planta, para mí la solución no es sólo más agua, más insumos, sino aumentar la eficiencia del agua", explicó Simonit.

Asimismo, en regiones donde el aumento de las temperaturas provoca problemas de quemaduras solares en las uvas, Simonit explicó cómo su técnica puede "diseñar una nueva arquitectura vegetal para mejorar la gestión del dosel".

Ante el aumento de enfermedades fúngicas como la esca en regiones como Burdeos y Borgoña, Simonit argumenta que, al minimizar los daños a la vid, su técnica de poda contribuye a atajar este acuciante problema.

"La única forma de que los hongos penetren en la estructura de la vid es a través de las heridas", observó.

Simonit reconoció que sus servicios suelen ser contratados principalmente por productores de gama alta.

"Me gusta encontrar buenas conexiones entre el buen terruño, la vid y el vino, y luego intentar trabajar por la longevidad, la resistencia", explicó. "Este tipo de trabajo necesita tiempo".

No obstante, Simonit subraya que cualquier productor dispuesto a invertir tiempo en la poda suave puede beneficiarse de sus resultados.

En concreto, señaló: "Me encanta el enfoque biodinámico, pero puedes ayudar a tus viñas a envejecer aunque seas convencional".

Academia de poda

Durante la pandemia, Simonit canalizó su energía para llegar a un público más amplio a través de un curso en línea, la Simonit & Sirch Vine Master Pruners Academy.

Además, hace poco presentó un prototipo de gafas de realidad aumentada, que utilizan IA para ayudar a los trabajadores sobre el terreno.

Sobre todo, Simonit subrayó el valor de invertir tiempo y mano de obra en la gestión de los viñedos. Aludiendo a la dependencia generalizada del sector de la mano de obra inmigrante irregular, señaló: "Cada año cambia: "Cada año cambia. Vienen una temporada, pero no la siguiente; vienen para la poda de invierno, pero no para la selección de sarmientos. Sugiero invertir más tiempo en el viñedo. Crear un procedimiento operativo estándar y enseñar a estos chicos".

Sin embargo, Simonit acompañó este consejo con la advertencia de que "no existe una receta".

Subrayó la importancia de que cada productor adapte su técnica a su lugar y variedades de uva específicos, aunque "a menudo es más fácil importar una solución que esperar, tomarse tiempo y hacer observaciones en tu propia casa".

Para los grandes productores, sugiere Simonit, esta estrecha relación con el viñedo puede ser especialmente difícil de conseguir.

"El espíritu del vigneron es observar y aprender, pero hay que dedicar tiempo, seguir el proceso", señaló.

"Cuando tu negocio crece necesitas ir a la bodega, visitar países de todo el mundo, y así va el enfoque".

 

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