La campaña "Stay Away" de Ámsterdam disuade a los británicos de darse un atracón

La campaña digital del ayuntamiento de Ámsterdam para disuadir a los turistas británicos de ir a la capital holandesa a beber en exceso parece estar funcionando, según cifras publicadas recientemente.

La campaña, dirigida principalmente a hombres británicos de entre 18 y 35 años que podrían estar dispuestos a ir a Holanda de "vacaciones de chicos", se lanzó en primavera de este año. En las redes sociales se difundieron vídeos sobre los peligros del consumo excesivo de alcohol para la salud, la reputación y la economía, en un esfuerzo por frenar el comportamiento antisocial y el hacinamiento en la ciudad, así como por limpiar su reputación. Los cafés de cannabis y el barrio rojo de la ciudad también atraen visitantes.

Los datos de los analistas del sector turístico ForwardKeys, presentados la semana pasada al Consejo Mundial de Viajes y Turismo (CMVT), sugieren que la campaña "Stay Away" ha mermado en cierta medida las cifras.

En lo que va de 2023, los Países Bajos han registrado un descenso del 22 % en el número de turistas británicos que los visitan en comparación con la cifra anterior a la pandemia de 2019. Sin embargo, parece que la campaña, si es una causa importante para que los turistas se alejen, no solo ha desanimado a los británicos, ya que en general se ha producido un descenso del 26 % en las llegadas de turistas globales a los Países Bajos en comparación con 2019.

Otra causa de la caída podría ser la limitación de los vuelos al aeropuerto Schiphol de Ámsterdam, una medida medioambiental y contra la contaminación acústica que, a pesar de la resistencia de compañías como KLM Royal Dutch Airlines, podría hacerse permanente el año que viene. La ciudad también ha prohibido recientemente la llegada de cruceros al centro y , a partir del año que viene, introducirá la que podría ser la tasa turística más alta de Europa: 21,80 euros por persona y noche.

Para los turistas que vayan con la intención de beber alcohol en exceso, Ámsterdam impone una multa de 100 euros por embriaguez en público y otra de 150 euros por orinar en público.