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¿Dará el CEO de Campari un último paso antes de retirarse?

El anuncio de que Bob Kunze-Concewitz, Consejero Delegado del Grupo Campari, se jubilará el próximo mes de abril ha llevado a algunos a preguntarse si hará un último movimiento de ajedrez.

¿Conseguirá un acuerdo definitivo antes de dimitir o la empresa hará balance y contratará al Consejero Delegado electo, Matteo Fantacchiotti, que ha estado dirigiendo la región Asia-Pacífico del grupo italiano, antes de lanzarse de nuevo a la senda de las adquisiciones?

En sus 16 años al frente de Campari. Kunze-Concewitz ha conseguido que Campari pase de ser esencialmente el mayor fabricante de aperitivos italianos a tener una presencia significativa en el escenario mundial de las bebidas alcohólicas.

Bajo su dirección, las ventas netas y la rentabilidad de la empresa se han triplicado con creces gracias al crecimiento orgánico y a las adquisiciones.

El logro emblemático es probablemente la compra de Aperol en 2007, desde entonces sus ventas netas se han multiplicado por 12 hasta convertirse en la mayor marca del grupo.

La presencia internacional del Grupo Campari se ha ampliado de seis a 25 filiales en el mercado, que ahora realizan aproximadamente el 93% de sus ventas. A medida que han aumentado sus volúmenes y su alcance mundial, Kunze-Concewitz ha ampliado la producción de la empresa de nueve a 23 plantas en todo el mundo.

Desde mayo de 2007, la capitalización bursátil de Campari se ha multiplicado por más de seis hasta rondar los 13.200 millones de euros, y su crecimiento anual del rendimiento total para el accionista del 13% la convierten en una de las inversiones en bebidas con más éxito durante ese periodo.

Broche final

Pero, sin duda, la mayor contribución de este austriaco de 56 años ha sido la cadena de 27 adquisiciones desde 2007, con una inversión global de 3.000 millones de euros. Y se especula con que podría estar a punto de hacer un último gran éxito.

La empresa ha ido sentando las bases para una mayor expansión.

Cambió su cotización en bolsa a Ámsterdam, donde las normas dan más flexibilidad que en Milán para reunir capital. Y al cambiar su estructura de voto, la familia Garavoglia, que ejerce el control, tiene más del 80% de los votos y, por tanto, carta blanca virtual sobre sus acciones.

A principios de este año, Kunze-Concewitz declaró que tiene en el bolsillo unos 20.000 millones de euros para una posible adquisición o fusión.

Anteriormente ha indicado que considera que el siguiente paso de Campari es adentrarse más en Norteamérica, el mercado de bebidas espirituosas más grande y rentable del mundo.

Este verano, los analistas del Deutsche Bank analizaron con sus reglas de cálculo un montón de objetivos potenciales que Kunze-Concewitz podría considerar, pero llegaron a la conclusión de que sólo tres deberían estar en su lista.

Se trata de Rémy Cointreau, Brown-Forman y William Grant. Todas ellas están controladas por la familia y, por lo tanto, tendrían que convencerse de las ventajas de cualquier acuerdo con Campari.

Los tres, sin embargo, tienen una presencia muy fuerte en EE.UU. y sólidas carteras mundiales a través de los coñacs Rémy Martin, Jack Daniels y Glenfiddich, respectivamente. Rémy Cointreau es también el principal importador de bebidas espirituosas en China.

El anuncio de la jubilación de Kunze-Concewitz ha llevado a los analistas a especular con que las perspectivas de un acuerdo definitivo antes de que se aparte han disminuido por el mero hecho de que no estará en el puesto dentro de seis meses.

Esto podría desanimar a los socios potenciales, preocupados por la continuidad y el dinamismo.

Pero Kunze-Concewitz, que se retira para desarrollar sus intereses personales, ha demostrado sobradamente sus dotes negociadoras en los últimos 16 años.

Nadie descarta por completo la posibilidad de que se marche con una gran floritura final.

 

 

 

 

 

 

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