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Por qué está en auge el emparrado de pérgolas

Según un MW italiano, los viticultores están volviendo a la antigua técnica de emparrado en pérgola, no sólo para atenuar el impacto de los extremos climáticos, sino también la escasez de mano de obra.

El lunes, durante un almuerzo en Londres con el nuevo Master of Wine italiano, Andrea Lonardi, db se enteró de la importante evolución de la viticultura italiana y de otras partes del mundo.

Lonardi, que dirige Bertani Vineyards, un productor de Amarone y Valpolicella que rompe moldes y cuenta con una de las mayores vinotecas del mundo, afirma que, entre los cambios que se están produciendo en la producción de vino ante los retos actuales, uno de los más notables es la vuelta a los sistemas de emparrado horizontal y en vaso alto, conocidos comúnmente como pérgolas.

Los viticultores de todo el mundo se enfrentan a la doble amenaza de un clima cada vez más cálido, a menudo con más fenómenos meteorológicos extremos, y de una mano de obra cada vez más escasa, pero en el viñedo se puede encontrar una solución a ambos problemas: la pérgola.

Como resultado, dijo que "cada vez más" están reintroduciendo la técnica del emparrado en Italia, mencionando el aumento de la adopción en Valpolicella -donde el emparrado tradicional se ha utilizado durante mucho tiempo, y se conoce como la Pergola Veronese-, pero también otros lugares "volviendo" al sistema, como Argentina, junto con Galicia, donde era frecuente para el cultivo de Albarino, antes de un cambio más reciente a VSP (posicionamiento vertical de los sarmientos).

Y lo que es más sorprendente, mencionó una finca de Napa que está considerando el sistema de formación, dejando constancia de que Quintessa está considerando la formación en pérgola para mantener su Cabernet más sombreado.

Al haber escrito su trabajo de investigación para su titulación de MW sobre la formación en pérgola frente a la formación en VSP en Valpolicella, está bien situado para comentar las ventajas de un sistema horizontal de alta formación, pero sus conclusiones sobre las ventajas del primero podrían sorprender.

Aunque los sistemas de pérgola son conocidos sobre todo por proporcionar abundante sombra a los racimos, con un dosel de hojas que protegen de la luz solar a las uvas que cuelgan bajo ellas, Lonardi destacó como ventaja particular la menor necesidad de mano de obra de la técnica de formación.

Si se compara el planteamiento con el de los sistemas VSP, Lonardi explicó a db que la formación en pérgola requiere menos mano de obra porque no hay gestión de la canopia, refiriéndose al aclareo y posicionamiento de los brotes, así como al deshojado necesarios en los sistemas VSP.

Además, este sistema tiene otras ventajas en lo que respecta a la mano de obra de la bodega. Dado que las vides conducidas en pérgola suelen madurar más lentamente, Lonardi afirma que esto garantiza "picos más bajos de demanda de mano de obra", en comparación con los sistemas VSP, en los que las uvas suelen estar más expuestas a la luz solar y maduran más rápidamente.

"La viticultura es un negocio con altos picos de demanda de mano de obra, y la pérgola aporta más estabilidad", dijo.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que estas comparaciones se refieren a sistemas de formación concebidos para la recogida manual de la uva -el método habitual para los vinos espumosos y de alta calidad-, mientras que la vendimia a máquina resuelve el problema de recoger las bayas rápidamente con poca mano de obra.

Y si emplea a personas para recoger las uvas, Lonardi señala otra ventaja de la formación en pérgola: "Hay menos quemaduras solares en las uvas, pero además, significa que la gente trabaja a la sombra".

Resumiendo, dijo: "Si se cosecha a mano, no hay razón para hacer VSP".

Por eso, aunque afirmó que la formación de pérgolas puede ser una forma eficaz de afrontar veranos más calurosos, dijo que la principal ventaja era su efecto a la hora de suavizar los picos de mano de obra necesarios para otros sistemas.

"Se necesita mano de obra para apoyar el sistema de formación, de lo contrario la calidad de la uva será inferior", afirma.

Continuó recordando: "Cuando yo crecía, no había límites para la mano de obra, pero hoy, una de las primeras preocupaciones es el potencial laboral que tienes [como productor de vino]".

"Esto significa que hay que organizar un modelo en función de su potencial de mano de obra: hay que desarrollar un sistema para que la gente trabaje en todo el polígono y tenga una buena calidad de vida", dijo.

Hay que encontrar la manera de dar a la gente un trabajo fijo, formarles y darles un modo de vida de calidad", añadió, antes de señalar que todos los viñedos de Bertani son podados por personal fijo, aunque esto es posible gracias a que el productor forma parte de un grupo mayor, Angelini Wine, que tiene otras siete fincas en Italia.

No obstante, en lo que respecta al emparrado en pérgola, subraya que el estilo de vino tinto más ligero que suele producir esta técnica no es adecuado para todo el mundo.

"Si se quieren vinos de alta concentración, la pérgola no es la decisión adecuada", afirma.

Mientras tanto, en una conversación con otro productor de Amarone hace varios años, db registró cómo Masi estaba reconvirtiendo sus viñedos al sistema de conducción en pérgola para mejorar la calidad de las bayas de sus Amarones.

Tras un estudio de tres años a partir de 2012, Masi comenzó a abandonar el emparrado Guyot y a utilizar el emparrado de pérgola alta en sus mejores zonas de Valpolicella porque el sistema producía bayas con más antocianos y menos taninos, mientras que el enfoque histórico también eliminaba el riesgo de sobremaduración en los racimos.

El director enológico de Masi, Andrea Dal Cin, explicó a db que, en pleno verano, el estudio vitícola demostró que el sistema de conducción en pérgola a la sombra mantenía las uvas hasta 20 grados centígrados más frescas que las mismas bayas cultivadas con el método Guyot. Se trata de una diferencia importante en los viñedos de Valpolicella, situados en laderas más cálidas, que se utilizan para producir racimos destinados al secado en bastidores para crear vinos Amarone concentrados.

"Descubrimos que con la pérgola [viñas emparradas] en las laderas nunca obtenemos bayas quemadas porque damos sombra a las uvas, y los antocianos eran más altos en las uvas de pérgola no estresadas porque había menos decoloración", explicó Dal Cin.

En cambio, las bayas de los viñedos formados por Guyot tenían menos color, pero más taninos, debido a los hollejos más gruesos que producen las uvas para protegerse de la mayor exposición al sol.

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