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Cambios en los aranceles: Los consumidores de vino pagarán todo el coste".

En este comentario exclusivo del director ejecutivo de la Wine and Spirit Trade Association (WSTA), Miles Beale ofrece su opinión sobre el primer mes desde la entrada en vigor de la histórica reforma del impuesto sobre el alcohol.

Miles Beale, Director Ejecutivo de la WSTA.

A medida que nos acercamos al final del primer mes del nuevo régimen de impuestos especiales del Gobierno, ¿se pueden extraer conclusiones inmediatas sobre el impacto del aumento del 20% en la mayoría de los impuestos sobre el vino? En resumen, es demasiado pronto para saberlo.

A diferencia de algunos mercados, como el de los carburantes, donde el impacto de una subida del precio del petróleo se traslada casi instantáneamente a los consumidores, el panorama de la venta minorista de vino es más complejo.

En el momento de escribir estas líneas, algunos minoristas y mayoristas han optado por no repercutir inmediatamente el aumento de los derechos, otros sí lo han hecho, mientras que otros pueden estar vendiendo las existencias con derechos pagados (anteriores al 1 de agosto) hasta agotarlas antes de volver a fijar los precios. Lo que está claro, sin embargo, es que es insostenible para las empresas absorber el mayor aumento de los derechos del vino en casi 50 años durante un período de tiempo significativo. Es inevitable que el coste total del nuevo sistema de derechos (un aumento de los derechos para la mayoría de los vinos de al menos 44 peniques por botella más IVA - sí, ha leído bien, el Gobierno grava un impuesto) tenga que ser sufragado, en última instancia, por los consumidores de vino.

Dejando a un lado otras presiones inflacionistas sobre la cadena de suministro, como los precios del vidrio PRN, calculamos que el nuevo régimen de derechos, una vez que los costes se repercutan íntegramente al consumidor, costará a los consumidores de vino del Reino Unido más de 500 millones de libras al año en concepto de derechos e IVA adicionales. Si los aumentos de precios no afectan a la demanda de los consumidores, el Tesoro obtendrá una ganancia inesperada.

Pero se trata de un gran "si" que el Tesoro no ha tenido en cuenta históricamente en sus previsiones. Llevamos mucho tiempo sosteniendo que los modelos del Tesoro no tienen plenamente en cuenta los efectos de las variaciones de precios en la demanda: el vino -el mayor generador de ingresos del Tesoro para el sector de las bebidas- es más elástico, es decir, la demanda es más sensible a las variaciones de precios, de lo que el Tesoro ha tenido tradicionalmente en cuenta en sus previsiones.

Este año, por primera vez que yo recuerde, oculto en los documentos que acompañan al Presupuesto, el Gobierno reconoce que la mayor incertidumbre en torno a las previsiones futuras de recaudación de impuestos es la "respuesta del comportamiento", es decir, la demanda de los consumidores.

Así pues, aunque es demasiado pronto para saber cuál ha sido el impacto del nuevo sistema arancelario, corresponde al sector informar de lo que está ocurriendo sobre el terreno. En los próximos meses, la WSTA trabajará con sus miembros para evaluar el impacto del aumento de los impuestos sobre las ventas y transmitirá el resultado de este análisis al Gobierno. Como dice el propio Gobierno: "Los impuestos no tienen por qué ser gravosos".

El régimen de derechos revisado no tiene por qué ser un hecho, al menos de momento.

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