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La cosecha argentina de 2023: El año que todos quieren probar

Los viticultores argentinos tuvieron que hacer frente a muchas dificultades durante la vendimia de 2023, pero muchos sugieren que los vinos producidos que lograron sobrevivir podrían ser algunos de los más expresivos y complejos hasta la fecha. Jessica Mason informa.

Observar la cosecha 2023 de Argentina ha sido un viaje tumultuoso con muchos giros y vueltas. No solo porque la climatología ofreció los rendimientos más bajos desde 1960, con solo 1.437 millones de kilos, sino también porque, mientras algunos productores trabajaron incansablemente con los vaivenes de la naturaleza, otros lamentablemente perdieron por completo ante los peligros de unas temperaturas tan extremas.

Sin embargo, al hablar de la reciente vendimia se ha constatado que ha sido una verdadera prueba de destreza enológica, perseverancia y determinación. Superar los obstáculos y enfrentarse a los desafíos es una habilidad argentina. De hecho, puede que el resultado sea una cosecha como ninguna otra: la cosecha que casi nunca sobrevivió. Donde la complejidad se une a la fuerza de la viticultura. O, mejor dicho, en pocas palabras: El año que todo el mundo quiere probar.

Diana Bellincioni, enóloga jefe de la Estancia Los Cardones, en Salta, lo describe a la perfección al afirmar que "la cosecha 2023 fue desafiante" debido en gran parte a "las heladas tardías que comprometieron el rendimiento de la uva en todo el país". Pero, observa, "por otro lado, la calidad fue excelente, dando como resultado vinos expresivos, complejos y con buena acidez".

Una penuria estacional que, una vez soportada, empezaba a revelarse como merecedora de todo el esfuerzo, y esto desde los climas más septentrionales.

Bellincioni insiste: "Estamos realmente satisfechos con la calidad alcanzada este año y creemos que será una añada de vinos excepcionales en el norte de Argentina".

Lo que también está quedando claro es que Argentina quizás esté viendo por fin el último de los extremos del esporádico fenómeno climático conocido como La Niña, siendo éste el último coletazo de tan peligroso tiempo que ha azotado a los viñedos desde hace algún tiempo.

Las arduas heladas atacaron a la mayoría de los viñedos y, aun cuando la brotación había alcanzado aparentemente su punto más seguro, muchas cepas se perdieron repentinamente en una sola noche fría.

De forma un tanto despiadada, La Niña no discriminó: golpeó laderas suaves y viñedos de montaña con una facilidad casi cruelmente casual e impredecible, mientras que otras bodegas salieron indemnes preguntándose, con gran expectación, cuándo podría ser su turno.

La enóloga de Elefante Wines, Juliana Rauek, señala que algunas zonas del país siguen presentando diferencias notables. Explica: "Como concepto general, la vendimia 2023 en Argentina estuvo marcada por las heladas, que bajaron los rendimientos", pero admite que "sin embargo, Pedernal, en San Juan, donde cultivamos nuestras uvas, no sufrió heladas y tuvo una cosecha normal", una bendición de la que no se conforma en absoluto.

Según Rauek: "Una planta con toda su canopia y una buena cantidad de racimos pudo soportar las olas de calor que fue el segundo acontecimiento climático importante de la cosecha de 2023".

Así pues, para Rauek, "fue un año espectacular, racimos muy sanos, con una acidez natural muy buena a pesar del calor" y eso es lo que maravilla a todo el mundo: la acidez natural y la jugosidad en capas que dan paso a una vivacidad insuperable en los vinos que salieron adelante. Para muchos, fueron insuperables y Elefante no fue una excepción.

Juan Pablo Murgia, enólogo jefe de Bodega Argento, se hace eco de este sentimiento y admite que la de 2023 es "sin duda una de las cosechas más excepcionales de los últimos años", lo que cree que está ligeramente relacionado con los bajos rendimientos y observa que la "gran calidad ha sido impulsada por la concentración de polifenoles y aromas debido a la baja carga de fruta en las viñas". Esencialmente, es una cosecha que todo el mundo quiere probar. Esa jugosa complejidad potenciada es algo de lo que hablan incluso los trabajadores del campo: una maravilla de año.

Murgia explica cómo "la repentina madurez" está "impulsada por la aceleración de la acumulación de días-grado de crecimiento y el bajo rendimiento" y esto a su vez generó "un repentino aumento de la madurez del azúcar", lo que califica de "excelente combinación" porque "garantiza vinos profundos, tensos y de gran carácter". Palabras que pronuncia con orgullo. Para alguien que respeta tanto la naturaleza, es todo un elogio.

Recorriendo el país, Delfina Pontaroli, que trabaja en Puerta del Abra, la primera bodega de Balcarce, en la provincia de Buenos Aires, describe cómo al principio escaseaba el agua y luego, sin previo aviso, el dial cambió de sentido y comenzaron los aguaceros.

Puerta del Abra se ha labrado una reputación por sus Albariños, Rieslings y Pinot Noirs de gran calidad, que en esta cosecha han sido anunciados como algunos de los mejores.

En cuanto a la climatología, Pontaroli destaca cómo se desarrolló el año 2023 en la IG Balcarce, recordando que "fue un invierno seco en relación a la media histórica" y, además, "la primavera también fue seca, con precipitaciones por debajo de las necesidades hídricas de la vid en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre". Pero entonces todo cambió, recuerda y añade que "desde finales de enero hasta principios de febrero, la situación comenzó a invertirse, pasando al otro extremo de lluvias periódicas".

Desde la perspectiva de Pontaroli, "esto provocó que las variedades alcanzaran la madurez en un momento diferente al habitual" y explicó cómo "en Puerta del Abra, empezamos a vendimiar el Pinot Noir antes que cualquier variedad blanca y terminamos de vendimiar a mediados de abril, cuando lo habitual es que vendimiemos primero las variedades blancas, luego el Pinot Noir y después el resto de variedades tintas, durante la última semana de marzo, la semana final de vendimia". En general, observa que todo esto dio como resultado "un año de rendimientos excepcionales y fruta de muy buena calidad con una sanidad adecuada". Pero no fue fácil. De hecho, fue un gran esfuerzo de equipo.

En cuanto a las heladas, que confirmó que fueron "severas" durante octubre y noviembre, Pontaroli recuerda cómo su equipo se vio obligado a "realizar sucesivos controles de las heladas mediante riego por aspersión" y admite que hacerlo acabó salvando la cosecha.

Todo el duro trabajo dio sus frutos. Como ella misma atestigua: "Los vinos resultantes tienen buena tipicidad varietal" y "mucha fruta", describiéndolos como "elegantes" y, en el caso de los blancos, "buena acidez natural", mientras que, en el de los tintos, "taninos suaves" y "una buena estructura, pero al mismo tiempo frescos y vivos". ¿Es sencillo describir la cosecha perfecta? La verdad es que no. Sobre todo porque ha habido mucho esfuerzo entre bastidores. Tanto ingenio enológico. Nada fue sencillo. Durante todo el año, los viticultores se mantuvieron alerta.

Por su parte, según Daniela Mansilla Galdeano ingeniera agrónoma y asesora vitícola en la provincia de Córdoba que supervisa el emprendimiento asociativo vitivinícola Patente X, había un tipo de concentración diferente en la fruta y, aún a partir del tamaño, la forma y la densidad de cada una de las uvas, se podía ver que el año 2023 iba a ser interesante.

Explica: "La vendimia de uva tinta y blanca en Córdoba en 2023 tuvo lugar entre enero y abril" y revela que "las primeras uvas vendimiadas fueron Viognier y Semillón en la zona más septentrional y cálida de la provincia durante la primera quincena de enero"

Como señala Galdeano, no fue tarea fácil y la "cosecha concluyó a mediados de abril en Calamuchita, en la zona más fría de la provincia, con varietales como Malbec y Cabernet Sauvignon. En las Sierras Chicas -donde se encuentra Colonia Caroya- [la] cosecha se realizó desde mediados de febrero hasta mediados de marzo de 2023".

Pero este año se han recogido muchas cosas. Según Galdeano, "en general, las uvas eran de tamaño más pequeño, con una buena proporción de piel", por lo que prevé que muchos de los "vinos serán corpulentos, con buen color, aromáticos, frescos y con buena graduación alcohólica", añadiendo que esto también significa que es probable que "tengan potencial de envejecimiento", la cima absoluta para los aficionados al vino y los coleccionistas que quieren ver hasta qué punto ha evolucionado el vino argentino.

Para Ana Viola, CEO de Bodega Malma y presidenta de la Cámara de Exportadores de Vino de la Patagonia, la cosecha 2023 fue una que será recordada para siempre.

recuerda Viola: "Tuvimos una primavera fría de 2022 con heladas en todo el país" y explica que "la Patagonia es una región donde las heladas son la principal amenaza para nuestros cultivos y los sistemas de defensa son imprescindibles" admitiendo que su equipo estuvo tan ocupado que "tuvieron que activar" estas defensas "varias noches" para salvar las viñas.

Echando la vista atrás, Viola señala que "el verano fue cálido y seco y, como en la mayoría de las regiones del país", por lo que "la maduración llegó antes de lo habitual", lo que destaca como una pequeña anomalía. Luego, "durante la vendimia no hubo tormentas ni lluvias", pero sí, recuerda, "otra prueba: otra helada a mediados de febrero, algo muy atípico".

Viola describe cómo, al igual que otros viticultores que salieron perdiendo, "los rendimientos reflejaron el fenómeno de las heladas" y produjeron menos kilos que años anteriores, pero a continuación destaca cómo, en la mayoría de los casos, "los viñedos sanos siguen siendo una característica en la Patagonia", con la "acidez natural y la alta calidad de las uvas" que siguen siendo un estándar para la región.

En su opinión, las condiciones en las que las vides han tenido que prosperar han producido algo que ella considera excepcional. O, en sus propios términos, una añada que probablemente será "excepcional".

De hecho, como ella misma afirma: "Los vinos en este momento son frescos, vibrantes, limpios y crujientes, con mucha fruta y buena estructura. Creo que aunque tendremos menos volumen, la calidad será sobresaliente" y apunta que entre las variedades que destacan para 2023 están las argentinas "Chardonnay, Malbec, Merlot y, por supuesto, Pinot Noir", que admite son algunos de sus "vinos favoritos para 2023 hasta el momento".

El brío que han manifestado los vinicultores debería indicar en cierta medida lo que el mundo puede esperar de la cosecha argentina de 2023: una joya excepcional. Una joya que, cuando se vea en las etiquetas, será codiciada y admirada con un guiño de complicidad. Como corroborarán todos los que han trabajado con las viñas, no ha sido un camino fácil. Pero, Dios mío, qué suerte tenemos con lo que ha salido adelante.

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