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Cientos de millones de etiquetas de vino serán destruidas

Según el Comité Europeo de Empresas Vinícolas (CEEV), las nuevas directrices de la Comisión Europea sobre el etiquetado de las botellas de vino podrían provocar la destrucción de un gran número de etiquetas ya impresas.

Según el Reglamento (UE) 2021/2117, que se publicó hace casi dos años, a partir del 8 de diciembre de este año, los vinos y productos vitivinícolas aromatizados deben incluir en la contraetiqueta una lista de ingredientes y el valor nutricional del contenido. La legislación permitía a los productores hacer accesible digitalmente la información requerida mediante el escaneo de un código QR.

Según el presidente del CEEV, Mauricio González, que también es presidente de González Byass, "ya se han impreso varios cientos de millones de etiquetas, muchas de las cuales ya están en las estanterías" con un código QR con el símbolo "i" para indicarlo.

Sin embargo, la semana pasada, apenas quince días antes de que entrara en vigor el cambio en el etiquetado, la Comisión Europea publicó unas directrices que sugerían que el código QR debía indicarse en la etiqueta con el término "ingredientes", y que la indicación "i" era insuficiente. Al parecer, la Comisión Europea había planteado por primera vez la idea del cambio de directrices en una reunión celebrada el 27 de septiembre de 2023.

Esta modificación de última hora ha provocado las protestas del CEEV, organismo que representa al sector vitivinícola de la Unión Europea.

"No podemos aceptar una nueva interpretación, publicada 14 días antes de la fecha de aplicación, que implicará, por un lado, la destrucción de cientos de millones de etiquetas ya impresas y, por otro, nuestra incapacidad para imprimir nuevas etiquetas a tiempo para cumplir el plazo del nuevo reglamento. Por ello, solicitamos a la Comisión que modifique urgentemente las directrices", ha declarado González.

El secretario general del CEEV, Ignacio Sánchez Recarte, añadió: "La interpretación de la Comisión aporta más incertidumbre que otra cosa y deja a las empresas vitivinícolas a oscuras sobre qué hacer ahora. La interpretación es pura burocracia. Va en contra del espíritu del Reglamento, pone en peligro el mercado único de los vinos e interpreta de forma desproporcionada los Reglamentos relativos a la OCM y a la información alimentaria facilitada al consumidor. La interpretación borra la principal ventaja que aporta el sistema de etiquetado electrónico. Estamos evaluando todas las posibles vías para salvaguardar el Mercado Único y los intereses de las empresas vitivinícolas, al tiempo que se proporciona una información adecuada a los consumidores."

Según el CEEV, los Estados miembros de la UE, incluidos los principales productores de vino, Francia, Italia, España y Portugal, también se han puesto en contacto con la Comisión Europea para expresar su desaprobación por el inesperado cambio.

db se puso en contacto con la Comisión Europea para recabar sus comentarios y Olof Gill, portavoz de Comercio y Agricultura, le envió la siguiente réplica a las afirmaciones del CEEV: "El sector del vino ha disfrutado de dos años de transición desde la adopción de las nuevas normas de etiquetado, en diciembre de 2021, hasta su aplicación efectiva."

"En opinión de la Comisión, identificar el código QR con la letra 'i', que puede referirse a muchos tipos de información, puede considerarse que oculta información que es obligatoria y que puede inducir a error a los consumidores", explicó Gill.

Y prosiguió: "Las etiquetas impresas y ya utilizadas en los vinos embotellados y en las botellas comercializadas no deben ser destruidas, ni los vinos embotellados reetiquetados, ya que todos los vinos producidos antes del 8 de diciembre están exentos de las nuevas normas de etiquetado. Para la mayoría de los vinos, las nuevas disposiciones deberán aplicarse de acuerdo con la interpretación facilitada únicamente a partir de la cosecha de 2024."

En relación con una queja del CEEV sobre la lengua utilizada en el encabezamiento de "ingredientes" de la etiqueta, Gill declaró: "Cualquier vino etiquetado en una lengua oficial de un Estado miembro puede seguir comercializándose en el mercado de la Unión: "Cualquier vino etiquetado en una lengua oficial de un Estado miembro puede seguir comercializándose en el mercado de la Unión, y esta norma específica del vino se aplica también a la identificación del código QR. Esto no impide el uso opcional de etiquetas multilingües, una práctica extendida también en el sector del vino."

"El sector vitivinícola debería beneficiarse de su régimen único de etiquetado, mostrando su compromiso de informar adecuadamente a los consumidores y evitar interpretaciones de las normas que pudieran entenderse como beneficiosas sólo para el sector", concluyó.

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